A nivel mundial la salud de las personas se ve afectada por diversas insuficiencias que, a la larga, resultan muy perjudiciales. Según las estadísticas, el mayor déficit encontrado es del ácido graso omega 3 que alcanza a un 95% de la población, lo que quiere decir que, de cada 20 personas, solo una consume suficiente omega 3. Compartiremos sobre ello en este episodio.
Antes de referirnos a un tipo de grasa específica, como el ácido graso esencial omega 3, vamos a recordar los tipos de grasas que existen y las que son usualmente usadas para consumir. Las fuentes de grasas las podemos encontrar de origen animal y también de origen vegetal. Las de origen animal se encuentran en las carnes, entre sus fibras musculares y también separada de las fibras musculares, como el que constituye el cebo; incluso podemos encontrar grasa en las menudencias, como los sesos, y hasta en el mondongo, aunque en ambos, con poca cantidad de grasa.
Ahora, las grasas de animales terrestres (reses, cerdos, carneros, cabritos, aves, cuyes, alpaca) son grasas saturadas. Asimismo, encontramos fuente de grasa saturada en los lácteos.
Luego, también encontramos gran fuente de grasa en los pescados denominados azules, como el bonito, el atún, la caballa, el jurel, la anchoveta; todos muy abundantes en nuestro mar peruano, muy al alcance de nuestro presupuesto y a mano en la mayoría de mercados. Las grasas de estos pescados son insaturadas.
Ahora, en el reino vegetal también encontramos grasas, y al igual que en los pescados, estas son insaturadas. Ciertamente, algunos vegetales tienen más concentración de grasas que otros, sobre todo sus semillas, que se utilizan para la manufactura de los aceites. Y como en todo, existen excepciones que confirman la regla. Así, entre los vegetales fuente de aceite, hay algunos en los que predominan las grasas saturadas, como en el caso del aceite de coco, el aceite de maní y el aceite de palma; este último de palma, muy atacado por algunos especialistas a partir de sus investigaciones de ser culpables de daños en el sistema circulatorio.
Brindamos estos datos con la finalidad que recuerden cuáles fuentes de alimentos nos proveen de grasas saturadas y cuáles de las insaturadas, porque, como en todo, y especialmente en nuestra alimentación, debemos procurar el equilibrio.
Recordarán también que, desde hace unos años se difunde con especial empeño la recomendación de evitar consumir grasas, y de controlar aquellos alimentos con colesterol “malo”. Y sobre ello, si ustedes revisan las opiniones de diversas “celebridades” van a encontrar criterios y valoraciones desencontradas.
En la lectura ¿Reduzco colesterol anulando mi consumo de grasas? abordaremos esta inquietud.